jueves, 15 de diciembre de 2016

NAVIDAD

Recuerdo que hace años, los años pasaban tan lento que os podría describir perfectamente 100 momentos que me iban marcando cada uno de ellos, y estoy segura de que aún me quedarían otros tantos por contaros.
Recuerdo que me encantaba ir al parque y hacer amigos, contarles los mil sueños que tenía planeados o lo que me gustaría ser de mayor. Que curioso...de niños soñamos tanto con ser mayores que se nos olvida que el mayor regalo lo tenemos en ese preciso momento, pero hasta que no pasa el tiempo parece que no nos damos cuenta...desgraciadamente es tarde. Desgraciadamente pronto crecemos y cada vez nos cuesta más tener ilusión, ganas, o abrir los ojos a las pequeñas cosas.
Y hablando de pequeñas cosas...¿ cuánto de pequeña es la ilusión de un niño pequeño que espera impaciente todos los días del año la noche de Reyes? Os recuerdo que digo "pequeña ilusión" porque no tendría letras para escribiros sobre las hormigas que tenía en la barriga esas noches,  o lo viva que me sentía en cada una de las horas que me tiraba despierta en la cama, casi sin respirar, sin moverme, por si acaso " los reyes se asustaban y no me dejaban los regalos".
Recuerdo perfectamente levantarme y ver el árbol lleno de colores y cajas y sentirme bien solo porque eso significaba que me había portado correctamente y me lo merecía. Tampoco se me olvida la cara de felicidad de mi madre observándome detenidamente como si fuera ella culpable de tanta felicidad que salía en cada gesto que daba...
Ahora lo entiendo
Ahora también entiendo que crecer es una mierda y que tanto que dicen de la importancia del saber...y no saben que yo, sin tener ni idea, era la más feliz del mundo.
Ahora que sobran dos sillas y falta tanta ilusión de dónde sacamos las ganas para cantar por las casas del pueblo o reírnos con los chistes malos de la abuela hasta dolernos la barriga.
¿pues sabéis lo que os digo?
Que es cierto, que este año no voy a tener al abuelo mirándome en la mesa, este año,va a estar mucho más arriba para alcanzar a vernos a todos echarle de menos.
Además voy a ser la protagonista de la sonrisa de mi hermanito pequeño el día de reyes, y voy a recordar la suerte que tengo únicamente por poder celebrar esta época del año. Porque recordad, que no todos pueden.
Y que la magia de la navidad se mide en abrazos, besos, reencuentros, y mesas SIEMPRE llenas, de personas, o de RECUERDOS, no importa.
Y solo por eso. FELIZ NAVIDAD un año más. Y no te olvides de poner platos para todos, aunque vayan a quedar vacíos.

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